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Con Gaudí como referente indiscutible, la belleza, las formas y la originalidad del modernismo catalán sorprende a quien visita Barcelona. Sin embargo, además del arquitecto de la Sagrada Familia, merece la pena prestar atención a las obras de otros nombres de la época que pusieron a la Ciudad Condal en el mapa mundial. Te proponemos una ruta modernista menos convencional pero igual de efectista. 

Todo el que pone un pie en Barcelona es conocedor de sus múltiples atractivos: tiene playa, ofrece los mejores planes culturales, su gastronomía es reconocida internacionalmente y, si hablamos de vida nocturna, las opciones son abrumadoras. Pero más allá de todas estas características, sus calles respiran arquitectura en mayúsculas. Y todo gracias a un estilo propio, el modernismo catalán. Un movimiento sobre el que no hace falta ser un experto para admirar la belleza de sus edificios, que entra por los ojos con un simple vistazo.  

 

Al hablar de mondernismo es difícil no asociarlo inmediatamente con el genio  Antoni Gaudí, cuyas obras maestras como el Park Güell o la Casa Batlló han dejado una marca impagable en la Ciudad Condal. Sin embargo, el rastro de este movimiento arquitectónico en Barcelona va mucho más allá, salpicando prácticamente cada barrio del centro de la ciudad. Hoy queremos adentrarnos en sus calles con una ruta alternativa que aporta una visión más global de lo que significó este movimiento artístico y arquitectónico.  

 

 

Primero situémonos, ¿Cuáles son las claves de la arquitectura Modernista catalana?  

 

El Modernismo catalán floreció a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Cataluña en paralelo con el Art Nouveau, que revolucionaba en ese momento la arquitectura en los países vecinos europeos. Al existir una mayor tradición de proximidad y contacto con Europa, un número considerable de arquitectos decidió separarse del estilo más historicista y decimonónico para recibir con los brazos abiertos la cultura que imperaba en Europa. De esta manera, nombres como Sagnier, Puig i Cadafalch o el propio Gaudí dieron forma propia a un estilo que hacía especial énfasis en la decoración y ornamentación, que jugaba con las formas orgánicas y naturales y que se sirvió de elementos típicos de la cultura y las tradiciones catalanas. Así surgió este estilo único e irrepetible en el que destacaba por la técnica y el uso creativo de los materiales: mosaicos, hierro forjado, vidrieras o cerámicas comenzaron a aparecer en fachadas e interiores.  

 

 

Los nombres más importantes del Modernismo catalán (con permiso de Gaudí) 

 

Lluís Domènech i Montaner (1850-1923) 

A pesar de nacer a finales del siglo XIX, Lluís Domènech i Montaner podría ser considerado un hombre del Renacimiento o un influencer multitasking, trayéndolo al presente. Despuntó como arquitecto, pero también triunfó en su carrera como político e icono de la cultura. En el año 1888, momento que se considera el inicio oficial del Modernismo, Domènech ya dirigía la enciclopedia de Historia del Arte Universal y era presidente de la recién fundada Liga de Catalunya.  

 

Palau de la Música (1908) 

La unidad compositiva de este edificio es extraordinaria por la gran diversidad de colores y formas decorativas que se pueden encontrar. Una virguería del maestro modernista construida a finales del XIX y principios del XX en la que destaca el gran lucernario central. Imprescindible.  

 

La Fundació Tàpies (1885) 

Originalmente era el edificio que acogía la editorial Montaner i Simón y se considera el primer edificio modernista de la ciudad junto a la Casa Vicens de Gaudí. Ambos arquitectos sentaron las bases arquitectónicas que definieron este movimiento ecléctico desde dos prismas diferenciados: uno con una visión más expresionista, y el otro, Domènech i Montaner, con una vertiente más historicista. La combinación de hierro y ladrillo visto hacen de su fachada todo un manifiesto antiacadémico.   

 

Hospital de Sant Pau (1902-1930) 

Nos encontramos ante la obra de mayor envergadura y trascendencia urbana de Domènech i Montaner. Se caracteriza por su énfasis en la belleza y la funcionalidad, con una combinación de elementos decorativos exuberantes y una atención meticulosa a la comodidad de los pacientes. Además, el hospital incorpora espacios ajardinados y presta especial atención a la luz natural para promover la curación y el bienestar.  

 

Casa Lleó Morera (1905) 

La arquitectura de la Casa Lleó Morera refleja la preocupación por la fusión de arte y funcionalidad, típica del modernismo catalán, y su interior alberga una rica ornamentación de estilo modernista, con muebles y detalles que complementan la belleza de su arquitectura.

 

 

 

Josep Puig i Cadafalch (1867-1956)  

Discípulo de Gaudí y alumno de Domènech i Montaner, este arquitecto fue capaz de otorgar a su obra un carácter único, algo indispensable en el Modernismo bien entendido. Además de su carrera como arquitecto, también fue un activista político y desempeñó un papel relevante en la cultura catalana y el movimiento independentista. 

 

Casa Amatller (1900) 

La Casa Amatller es un ejemplo extraordinario de la fusión entre arte y arquitectura característica del modernismo catalán y se encuentra en la famosa "Manzana de la Discordia" de Barcelona junto a otras obras maestras del modernismo. 

 

Casa de les Punxes (1905) 

Su impresionante fachada con elementos neogóticos y ornamentación que evoca un castillo medieval llama la atención desde lejos. Y los que miren más arriba, se sorprenderán con las tres torres puntiagudas que le dan su nombre (les punxes significa "las puntas" en catalán). En su interior, la casa cuenta con una disposición funcional que permitía vivir en distintas unidades independientes. 

 

 

 

Enric Sagnier (1858-1931) 

Existen más de 300 edificios documentados del arquitecto en la ciudad, así que es fácil pasear por el centro de Barcelona y cruzarse con uno de ellos. Por algo es el 'arquitecto con más obra construida en la Ciudad Condal', aunque a veces su trabajo se haya visto eclipsado por el de otras figuras como las previamente mencionadas. La obra de Sagnier, que cayó en un injusto olvido tras su muerte, se caracteriza por su estilo ecléctico. Con cierta tendencia clasicista, estuvo cercano al Modernismo de moda en la época, pero interpretándolo de una manera sobria y funcional. 

 

Templo Expiatorio del Sagrado Corazón (1902-1961) 

Un imprescindible. En la Sierra de Collserola se encuentra, dominando la ciudad, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón. Comenzó a construirse en 1902 y tras la muerte del arquitecto en 1931, continuó el proyecto su hijo, Josep Maria Sagnier i Vidal-Ribas, que finalizaría en 1961, año en que el templo fue declarado basílica menor por el Papa Juan XXIII. El templo se caracteriza por su imponente presencia y su estilo arquitectónico, que combina elementos góticos y neorrománicos.  

 

Caixa de Pensions (1917) 

Este edificio con un claro carácter neogótico refleja la habilidad de Sagnier para fusionar la belleza arquitectónica con la practicidad funcional, contribuyendo así al rico patrimonio modernista de Barcelona. 

 

 

 

Salvador Valeri (1873-1954) 

Durante su carrera diseñó numerosos edificios residenciales y comerciales en la ciudad que reflejaban las tendencias arquitectónicas de la época, incorporando elementos modernistas en sus fachadas. De este gran creador también hay que destacar su buena mano en la decoración y el diseño interior, creando bellísimos espacios con detalles ornamentales y sin perder su función práctica. 

 

Casa Comalat (1911) 

Merece la pena darse un paseo para ver de cerca la exuberante fachada de este edificio residencial. La casa se caracteriza por su diseño asimétrico y una torre central con una aguja puntiaguda que la hace inconfundible en el paisaje urbano. 

 

 

 

Jaume Torres i Grau (1879-1945) 

Fue un adelantado a su tiempo, defensor de la arquitectura sostenible y la eficiencia energética en sus diseños, sus proyectos a menudo incorporaban soluciones innovadoras para la iluminación natural y la ventilación. 

Su legado se caracteriza por la simplicidad y la funcionalidad, buscando la integración armoniosa de los edificios en la gran urbe.  

 

Casas Ramos (1969)

Balcones con barandillas de forja, fachada con esgrafiado, piedra, ornamentación en las paredes y un gran patio que llena de luz natural los pisos de este edificio de viviendas. Esta obra de Torres i Grau es un compendio perfecto de modernismo que nos aporta todo lo que necesitamos saber al respecto.  

 

 

 

Bonus: La histórica marquesina y ventanas del Hotel Regina 

En 1917, año en el que nace oficialmente el Hotel Regina, Francisco Recasens –su fundador– había elevado el negocio a un nivel superior tras mucho sacrificio. Ya no se trataba de una pensión como en el momento de su compra, sino de un hotel que disponía de todas las comodidades de la época. Llegados a este punto, era necesario remodelar algunas partes siguiendo la moda imperante del momento, el modernismo.  

 

A tenor de los edificios y obras que se estaban llevando a cabo en la ciudad, no había que quedarse cortos. De esta manera, para la decoración de las ventanas y puertas del Regina, Recasens decidió que se utilizase la técnica del vitral o vidriera policromada. Para ir sobre seguro, el propietario del Regina contrató a la mejor compañía artesana de la Barcelona modernista: Rigalt, Granell y Cía. Esta asociación de artesanos tenía una experiencia que la precedía: llevaban años trabajando en importantes proyectos de la ciudad, desde la renovación de la Catedral hasta algunos de los edificios más conocidos del arquitecto Lluís Doménech i Muntaner, como el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el Palau de la Música o la espectacular gran vidriera de la famosa Casa Lleó Morera.  

 

De toda esta decoración, a día de hoy se conservan dos vitrales, uno entero y otro fragmentado, en dos habitaciones de los pisos superiores del Regina, que aún se pueden ver desde la calle Pelayo. El diseño utilizado por los maestros artesanos fue sacado de una obra del artista modernista francés René Beauclair, muy activo en aquella época. En el caso del Regina, el dibujo de Beauclair utiliza motivos florales y vegetales con una gran abstracción y concreción.  

 

Solo con las ventanas no era suficiente y, gracias a la siguiente decisión, el Regina pasó a formar parte de la lista de edificios que visitar en una ruta modernista por Barcelona. Los encargados de Rigalt, Granell y Cía también fueron los artífices de la gran marquesina que aún podemos ver en la entrada del Regina. Una marquesina que daba al hotel un aire mucho más señorial, más atractivo y moderno para la época. La marquesina se convertiría, con el tiempo, en un símbolo para el Regina, su marca.